Francisco Calderón la semilla cubana en la independencia del Ecuador
Por Pablo Virgili Benitez
Abdón Calderón ha pasado a las crónicas de la historia por su arrojo patriótico y su valentía en el campo de batalla en las laderas del Pichincha. Más allá del mito popularizado por el escritor Manuel J. Calle en su texto Leyendas del tiempo heroico –libro escrito con el fin de fomentar el civismo en la niñez y adolescencia ecuatoriana– donde dice: “silba una bala y le rompe el brazo derecho. Silba otra bala y le rompe el brazo izquierdo. ¡Viva la República!, grita el heroico adolescente y siempre en pie, corre con la espada en los dientes”; el joven héroe combatió por la libertad de su terruño con brío. En la batalla de Pichincha, Abdón sufrió heridas graves, que lo mantuvieron en agonía dos semanas, hasta que perdió la vida el 7 de junio de 1822.
Pero de Abdón ya se ha escrito lo suficiente. El objetivo de esta investigación es referirse a su padre, el coronel Francisco García Calderón y Díaz.
Francisco García Calderón y Díaz nació en Cuba en el año 1765. Desde muy joven se enlistó en el ejército y por sus esmerados servicios fue destinado al Ecuador. Llegó a Guayaquil apenas iniciado el siglo XIX y contrajo nupcias con Manuela de Jesús de Garaycoa y Llaguno, integrante de una de las familias más reconocidas del puerto principal. Se trasladaron a Cuenca, donde García Calderón ocuparía el cargo de Contador de las Cajas Reales. Del matrimonio entre el cubano y la guayaquileña nacerían dos hijos: Abdón Calderón “el héroe niño” y Baltazara Calderón.
Francisco Calderón era un hombre de una conducta sin tachas. Se mantuvo en Cuenca hasta 1809, allí estableció estrechas relaciones con integrantes de la sociedad azuaya, en la que ya germinaba el ideal republicano. Manejaba las cuentas e impuestos con tal transparencia que tuvo roces con el Teniente General Melchor de Aymerich y Villajuana, quien enseguida puso sus ojos sobre el cubano, que ya conspiraba en secreto por la emancipación del Ecuador.
El 10 de agosto de 1809, estalla el primer grito de independencia, el Presidente de la Real Audiencia de Quito Manuel Urriés Conde Ruiz de Castilla es destituido y se instala una Junta Soberana de Gobierno. El ejército español, conocedor de los ideales independentistas de Francisco Calderón, ordena su encarcelación, y es trasladado a Guayaquil el 5 de septiembre de 1809. En Guayaquil, Calderón conoce el horror de la prisión, la mayoría de los patriotas son torturados salvajemente: “El cepo en que se mantenían los presos se había colocado muy alto, de modo que se los veía colgados de los pies, apoyadas las espaldas en tierra, con llagas en el cuerpo y las piernas dormían en el suelo, permanecían sin camisa, los grilletes y el cepo no les permitía movimiento alguno, ni para las necesidades fisiológicas”.
El fiscal español a cargo del caso, solicitó la pena de muerte para Francisco Calderón y el resto de patriotas que habían sido partícipes del primer grito de independencia. El conde Ruiz de Castilla, restablecido en el poder, ordena el traslado de todos los prisioneros independentistas hacia Quito. Por razones desconocidas, Francisco Calderón no es trasladado, de haber ocurrido ese traslado, hubiese sido víctima de la masacre del 2 de agosto de 1810, que cegó la vida de tantos patriotas.
Por influencias de la familia de su señora esposa, doña Manuela de Jesús de Garaycoa y Llaguno, Calderón recupera su libertad, pero en vez de deponer sus ideales, los aviva cada vez más. Reaparece organizando la lucha como integrante del grupo independentista “los Sanchistas”, nombrados así por ser dirigidos por don José Sánchez, Marqués de Villa Orellana.
La República es el anhelo, y no espera. Francisco Calderón es ascendido a coronel, y comanda mil quinientos hombres. Participa en varias batallas: Pazguaz, Mocha, Atar, es derrotado en Verdeloma cerca de Bibián por las tropas realistas al mando del Teniente General Melchor de Aymerich. Las tropas independentistas se ven obligadas a replegarse a Quito y posteriormente a Ibarra, adonde llegaron seiscientos hombres, el último contingente de las tropas patriotas. El encargado de aplastar el sentir patriótico fue Juan Sámano, que, valiéndose de mañosas estrategias, como proponer un tratado de paz, para que las huestes independentistas le dejasen entrar a San Antonio de Ibarra donde se atrincheró e instaló piezas de artillería, reorganizando a sus hombres en el terreno. El 1 de diciembre de 1812, los valerosos patriotas comandados por el coronel Francisco Calderón chocaron en Yahuarcocha con los españoles, y en desigual combate fueron derrotados. Francisco Calderón fue capturado y trasladado a Ibarra, sometido a un juicio oral, y sentenciado a la pena capital.
En un patíbulo construido para el efecto en la plaza mayor de Ibarra, fue fusilado el coronel cubano-ecuatoriano Francisco García Calderón y Díaz. De él, diría José de Villamil, prócer de la independencia de Guayaquil: “Francisco Calderón es un hombre de cuerpo de hierro, de corazón de león, cabeza volcánica y alma indomable; un verdadero republicano que no pretendía ser superior a nadie, ni consentía en ser inferior a ninguno”.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
1- Gonzalo Ortiz Crespo. 2022, 1 de junio. Abdón Calderón, héroe grande de la patria. Revista Mundo Diners. Recuperado de: https://revistamundodiners.com/abdon-calderon/
2- Luis Pacheco Manya. El capitán Abdón Senén Calderón Garaycoa y su estirpe gloriosa. Monografías. Recuperado de: https://www.monografias.com/trabajos93/capitan-abdon-calderon-y-su-estirpe-gloriosa/capitan-abdon-calderon-y-su-estirpe-gloriosa
3- Efrén Avilés Pino. Calderón Crnel. Francisco. Enciclopedia del Ecuador. Recuperado de: http://www.enciclopediadelecuador.com/personajes-historicos/crnel-francisco-calderon/
4- La verdadera historia del héroe niño Abdón Calderón. 24 de mayo de 2022. Revista Vistazo. Recuperado de: https://www.vistazo.com/actualidad/nacional/la-verdadera-historia-del-heroe-nino-abdon-calderon-XG1855022